Aunque la mar presenta una tranquilidad aparente,
no es así. Al sumergirnos, somos conscientes de la corriente de deriva litoral.
Además, el fondo marino cubierto en algunas partes de grandes bloques y nervios
del risco, hacen que la corriente al romper en ellas, enturbie el ambiente. La
visibilidad en algunos tramos es turbia. Los espetones que nos acompañan todo
el rato, se dejan fotografiar, pero la falta de transparencia del agua
dificulta una instantánea digna. Por aquí y por allá, nos topamos con varias
morenas, todas ellas solícitas a nuestra presencia. Un enorme pulpo, nos
desafía a que nos adentremos en su juego de los recovecos pétreos.
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