TORRENT DES LLI


                                   TORRENT DES LLI

El torrente se hizo  junto con las familias, mujeres e hijos. Nos dirigimos todos al punto de reunión en Valldemossa. En principio se quedó en hacer el torrent de son Gallard, mientras, las mujeres realizar la excursión de sa Foradada.
Nosotros, técnico José Ayuso, nuestro geólogo Borja y como no, nuestro buen amigo Tomeu Saiz y un servidor, José Vicente Pardo, descender por el barranco para encontrarnos en el embarcadero con las parientas, pero mi cabeza pensante me hizo recordar lo mal que se pasa caminar con un sol torturándote las entrañas. Pobrecitas mujeres, las hubiésemos encontrado achicharradas, je je je...

Bueno, al pensar esto, decidimos ir al puerto de Valldemossa que también hay playita. Al llegar, tuvimos suerte de encontrar aparcamiento. Sacamos trastos y acomodamos a nuestras queridísimas mujeres con las bambinas. Buscamos en lo más recóndito de la playa un lugar perfecto, cosa que fue imposible entre aullidos, gemidos y rebuznos. Al final, se acomodaron entre pedruscos, guijarros y un tronco desmenuzado por las mareas. Menos mal que se trajeron una miaja de sombrilla. Así, como siempre, para no perder la costumbre, preguntan: -¿A qué hora vendréis?.  Joee... hay cosas que nunca cambian leches....
En fin, los más atrevidos nos dirigimos a la cabecera del torrente des Lli, lo teníamos más cerca, ya que, decidimos hacer el de son Gallard en otro momento.
El descenso fue muy entretenido y divertido. Nuestros geólogos Borja y Tomeu empezaron a tener una extraña conversación de piedras y ciclos fallas, y fósiles y no se cuantas cosas raras más. No me enteré de nada, pero como ya los conozco, siempre para mi es un placer escucharlos je je je....
Mientras, la máquina de hacer barrancos se puso en marcha. Quien si no, mi buen amigo José Antonio Ayuso, joee.... si me descuido hace el barranco él solito. Montaba todo el tío, va “sobrao” cuando se pone sus gafitas torrenteras, no veas como “esporsa” el tío.

Al terminar el descenso vamos detrás de nuestro guía todo torrente abajo, saliendo de morros en la carretera y nos vamos al encuentro de las parientas, a ver que han quedado de ellas. Cuando las vemos, parecían como las torrijas de mi pueblo; negras.  Pensaba que nos recibirían con los brazos abiertos y la comida preparada, llegaban sus aventureros, pero.... cuando nos ven -¡Cuánto habéis tardado!. Buenoo...
Pregunto dónde está mi jefa. Imaginaos que la tengo al lado y ni la reconocí, probecita mía, estaba escondida, recauchutada en le “parmo” de sombrilla que tenía.
La verdad, lo pasamos todos muy bien. Después nos fuimos a hidratarnos con un granizado de almendra y pensando en la siguiente aventurilla, je je.

Por José Vicente Pardo Moreno.