Cavidad
a ras de acantilado. Los pioneros para llegar a ella, tuvieron que jugarse el
tipo picando el risco para hacer algunos escalones a fin de llegar a la ventana
que se abre al mar. Una vez en ésta, un destrepe peliagudo nos deja sobre una
bóveda alargada con una grieta enorme bajo los pies.
Hallada
la susodicha, nos exponemos a los peligros de la naturaleza, que no dejan de
poner obstáculos a fin de conservar y proteger sus tesoros. El acceso es comprometido
y extremo, ¿vale la pena exponerse tanto?
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Topografía extraída del inventario de la FBE |