“Diving into the Unknown”
Un documental que cuenta la historia de
los buzos que lograron regresar del sumidero más profundo del mundo jamás
explorado y se volvieron a sumergir para rescatar a sus compañeros.
En el valle de Plurdalen,
en el centro de Noruega, se ubica el río Plura, en cuyas profundidades se encuentra
Steinugleflaget, la cueva más profunda explorada por el ser humano, de aguas
heladas y oscuras, y donde decidieron sumergirse un grupo de experimentados
buzos finlandeses.
No era la primera vez que
se sumergían juntos, pues ya lo habían hecho anteriormente en Ojamo, una
antigua mina al oeste de Helsinki. Sin embargo, en esta ocasión dos de ellos no
conseguirían subir a la superficie.
El trayecto hasta Steinugleflaget supone una inmersión de cinco
horas con ayuda de propulsores por profundidades de más de 130 metros . Así que
conscientes del peligro que conllevaba, fue Patrik Gronqvist el primer buzo en
sumergirse, seguido de su compañero Jari Huotarinen.
Sin embargo, al poco tiempo el primero se percató de que su
compañero no le seguía, así que deshizo parte del trayecto y encontró a
Huotarinen atascado en una de las partes más estrechas del túnel, enredado en
uno de los cables conectados a su equipo de buceo y con evidentes señales de
pánico. Aunque Gronqvist decidió ayudarle dándole otra botella, al intercambiar
la pieza bucal del respirador comenzó a tragar agua desmesuradamente y acabó
ahogándose.
Tras un intento fallido de liberar el cuerpo de su compañero buzo,
Gronqvist se vio obligado a continuar dejando a su compañero atrás, pues debido
al tiempo que necesitaba de descompresión, no podía darse la vuelta, mientras
que en la cueva más profunda había una salida directa al exterior.
Posteriormente y en la segunda tanda, se sumergieron varios buzos
más que se encontraron en aquel punto tan estrecho con el cuerpo del buceador
fallecido. Uno de ellos Vesa Rantanen, ante los mismos problemas de
descompresión, tomó la decisión de pasar por encima de él y continuar hasta la
cueva tal y como lo hizo Gronqvist, mientras que Jari Uusamaki, el buzo que iba
inmediatamente detrás de él, también entró en pánico al encontrarse con el
cuerpo de Huotarinen, muriendo a consecuencia de ello.
El quinto y último
buzo, Kai Kankanen, intentó sin éxito ayudar a Uusamaki, pero al contrario que
sus compañeros optó por dar media vuelta y nadar hasta el punto de inicio
emergiendo a primera hora del día siguiente, 11 horas después de haberse
sumergido.
Los tres
supervivientes fueron hospitalizados con síntomas de descompresión. Una vez
recuperados, intentaron junto con otros experimentados buceadores bajar a
recuperar los cuerpos de sus compañeros sin éxito.
Sin embargo, Gronqvist prometió a la esposa de Jari Hotarinen que
volvería y recuperaría los cuerpos, así que se puso nuevamente en contacto con
sus otros compañeros supervivientes y entre los tres decidieron volver a
sumergirse haciendo el mismo recorrido anterior, para tratar de rescatar a sus
dos amigos fallecidos.
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Así, un mes y medio después, volvieron a asumir el riesgo y en una
operación que duró cinco días y con el apoyo de otros 24 buzos, por fin
consiguieron recuperar los cuerpos de sus compañeros.
Hoy, la cueva bajo el río Plura vuelve a estar abierta y a pesar de
lo ocurrido, los buzos supervivientes siguen disfrutando del deporte que les
robó a dos de sus compañeros.