Nos
decantamos por una cavidad sin muchas dificultades. En realidad no tiene a
salvedad de la aproximación a su boca, en pleno risco que da al mar. Un
patinazo y te comes no sólo la hierva, sino los cantos rocosos duros como un
pilón. Recordaba yo, en mi tierna juventud, divino tesoro ya pasado como el bus
de hace unos minutos que estoy esperando... -Cachis..., que el camino era más
tortuoso y largo, pero no, en un plis-plas y un "chimpúm" la tropa y
no en tropel, aparecidos y presentados ante la entrada estamos. Doce metros por
encima del nivel del mar. El mar está precioso, tranquilo, dan ganas de
zambullirse, que te abrace bajo su verde esmeralda, pero hoy no toca y eso que
el día es bien veraniego. Nos pega una solana que pasamos calor del bueno.
Pensamos que éramos los únicos, pero
mira tú por donde, que salen del chamizo 6 turistas, que así como exhiben su
cuerpo hermos@ al discurrir frente nuestra, nos llegan otros tantos, pero no
tanto en número ni juventud. -Bienvenidos sean. Alabado sea el Señor.
Superado el ágape, trabajan las fauces
a velocidad, prestos somos a nuestro turno. Pasando uno tras otro, exploramos
recovecos. Admiramos columnas, coladas, banderolas inmensas, espeleotemas de
todas clases, grietas cubiertas de estalactitas. El entorno es dulzón, color
caramelo, color nieve que te invita a paladear.
Avanzamos por una galería que da a una
salita, para bajar y subir por esos escalones esculpidos en la roca, así en toda
la cavidad. Menudo trabajo para el que sacó la pajita más corta. Asombrados,
perplejos al toparnos con la sala mayor, que nos enseña toda su desnudez;
concreciones por toda la sala, gourgs llenos de agua, columnas esbeltas,
estalactitas y coladas de todas las formas y grosores. Más peldaños
artificiales. la sala se alarga, pudiendo hacer una visita turística sin guía.
Pero ojo, ¡patina cantidad!
Por todos los rincones hay cosas
bellas, hermosas, guapas y agradecidas. A la vuelta, al poco de salir de la sala
principal, a la derecha veremos un paso en el suelo, que es una galería
que comunica al mar. Así que, si alguien
quiere un chapuzón, tienen dos opciones; o por la interior o por la exterior. La
de fuera, tiene también escalones esculpidos en la roca hasta la misma mar.
Restos quedan de un antiguo embarcadero.
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