Lo
bueno de la zona de el Estret de Valldemossa, es que hay numerosas vías de
escalda y prácticamente la dificultad de ellas va una tras la otra, esto hace
que apenas tengamos que movernos del sitio, empezar por una sencilla e ir
avanzando y continuar con otras de mayor dificultad. Además, estamos a la
sombra, lo que permite realizar una escalada sin sufrir el calor tórrido de
estos días. Como es costumbre, Gustavo y Miguel, que son los que saben, abren
las vías y el resto, Pilar, Gabriel y Rafael, vamos de segundos, superando en
algunas ocasiones, unos pasos bastantes complicados por tener tramos muy finos
sin apenas puntos de apoyo. Un día muy ameno y entretenido, además, Mayki, el
rateret, que cada vez que Pilar escalaba, el animal intentaba hacer lo mismo,
eso sí, si olía algo de comida, ya se olvidaba de la dueña.