HALLAZGO DEL LAGO SUBTERRÁNEO MÁS PROFUNDO DE
MALLORCA, A -334 M .
Desde
el año 2013 el espeleólogo e instructor de buceo, Rafael Minguillón Forteza, lleva
realizando la actualización topográfica de la cova de sa Campana (Sa Calobra.
Escorca). A raíz de ello se han descubierto nuevas salas y, lo más importante, el
lago subterráneo más profundo de Mallorca, a -334 m y tras su exploración
subacuática, alcanzando la cota final de la cavidad a -358 m .
Se
confirma que la cova de sa Campana es la más profunda de Mallorca.
¿Qué le motivó explorar esta cavidad tan
emblemática de la isla?
-La
verdadera motivación fue debida a las continuas visitas como guía para llevar a
otros espeleólogos de aquí, peninsulares o extranjeros. Los cuales me
preguntaban, cómo siendo la cavidad más grande y profunda de la Isla, no teníamos
una topografía mejor definida, acorde a su importancia, con su ficha técnica,
etc.
-Es
tal la magnitud de sus salas que podemos estar horas en ellas, explorando,
haciendo fotos o filmando. La belleza es indescriptible, por lo que el tiempo
pasa muy deprisa y no eres consciente. En esos momentos, aprovechaba para escudriñar
rincones. De esa manera me daba cuenta que habían zonas no exploradas o bien
diferían de la primera topografía por lo que decidí emprender el duro trabajo
de exploración y nuevo levantamiento topográfico.
-La
cueva ya figuraba en la Cartografía Toponímica de Mallorca (J. Mascaró
Pasarius, Palma 1958). La primera topografía se realizó en 1972, por el Grupo
Geográfico de Gracia, con una profundidad de -317 m .
-Tengo
que decir que muchos desistieron participar por no creer en un proyecto tan
ambicioso y, otros, por el enorme esfuerzo físico y tiempo que supone. Muchas
veces superando las 16 h, llegando los últimas incursiones a estar 26 h
ininterrumpidas.
El hallazgo
Así,
tras 2 años de dura labor, dieron sus frutos. El descubrimiento de nuevas salas
y un lago de 30 m
de longitud, el 21 de noviembre de 2015 y la
exploración subacuática el 5 de diciembre.
El
3 de octubre de 2015, con Pilar García, Marina Vergara y Félix Gutiérrez,
exploramos varios pozos y recovecos, para después ir a una sala que encontré en
una exploración anterior, con un pocete de varios metros y frente a ella, un
agujero de 30 cm
que me llamó la atención. Para acceder a esta sala, tuvimos que realizar una
desobstrucción. Como pude pasé la cabeza y observé una sala mayor y más profunda.
La morfología del terreno y el estar expuesto al vacío, no permitía una cómoda
penetración, además nos quedamos sin material de instalar y sin cuerdas.
Pudimos colar a Marina gracias a su flexibilidad y estatura, sujetada a unos pocos
metros de cuerda sobrante, confirmando lo visto. Le dimos el nombre; paso
MarinaGuey.
Fue
una exploración de 26 h ininterrumpidas.
El 21 de diciembre de 2015, me acompañan Marina
Vergara, Félix Gutiérrez, Antonio José Tarazaga, José Vicente Pardo y Kiko
Linde.
Objetivo;
descender hasta los -325 m
y superar el paso MarinaGuey. Eso quiere decir más equipo; cuerdas, taladro,
maceta, cortafrío, chapas, comida, indumentaria para el frío gélido, etc..
Desobstruido
el paso MarinaGuey, aparecimos en lo alto de una rampa atiborrada de barro. Tras
un descenso en aéreo, damos a un terraplén lleno de piedras. Más abajo tenemos
otra sala algo más amplia, pero peligrosa por las continuas caídas de piedras.
Desde un extremo de la sala oímos discurrir el agua que se va filtrando bajo
nuestros pies. Toda la zona está cubierta de barro con graciosas formas; unas
zonas parecen un bosque de abetos en miniatura y en otras, como si hubieran
pasado un rastrillo. Tras una veintena de metros y superada una galería semi vertical,
aparece la sorpresa: el Lago.
Las
mediciones dan 20 m
de longitud con una anchura variable de entre 1,5 y 3,5 m . Tras iluminar hacia el
fondo, ya apreciamos que tiene mucha profundidad. Según los cálculos estamos a -334 m y aún falta la
exploración subacuática. Se ve difícil, por la morfología del terreno, rodeada
de una capa gruesa de barro y desnivel en rampa casi vertical, el agua se
teñirá en segundos de fango impidiendo la visibilidad.
Exploración,
19 h.
Tras el descubrimiento le pusimos a la sala el nombre del grupo, G.A.M.E. y al lago Minguillón,
Tras el descubrimiento le pusimos a la sala el nombre del grupo, G.A.M.E. y al lago Minguillón,
Ahora
venía lo más temerario: ¿Quiénes se atreverían a llevar a cabo la mayor osadía
de volver a las entrañas de la cueva, superando múltiples estrecheces, descenso
de pozos y rampas, pasando frío, hambre, sueño, cargados con el equipo de
buceo, botellas, lastre e ingente material subacuático y volver a remontarlo
todo hasta el exterior y posterior caminata hasta los vehículos?
El
5 de diciembre, emprendemos la más compleja y dura exploración hasta la fecha.
Cuatro personas: Pilar García, Marina Vergara, José Vicente Pardo y un
servidor, Rafael Minguillón, somos los únicos atrevidos.
Volvemos
con cinco sacas bien cargadas, pesan 18 Kg . cada una. Equipo completo de
espeleobuceo, lo más incómodo son las botellas. El descenso por coladas,
estrecheces, pozos y más estrecheces, se realizan con gran esfuerzo físico, teniendo
que montar varios polipastos para trasladar el equipo. Una vez en el lago,
preparo el equipo en medio de un fangal, llegando incluso a no distinguir los
aparatos.
Una
vez listo, desciendo por la cuerda hasta la superficie del lago. Montando una línea
de vida y una luz química señalizadora. El agua tiene un sabor dulce y está
gélida. Me doy cuenta que bajo los pies de mis compañeros que me observan, hay
un paso a una sala. Es el mismo lago, por lo que en realidad alcanza los 30 m de longitud. Lo primero
que hago es una visión general del entorno, de sus paredes. Los seis metros de
la parte final, son una plataforma cubierta de fango a 1,5 m de profundidad.
Visibilidad: 1 m .
Comienzo el descenso sin apenas ver nada. Voy recorriendo las paredes rodeando
el lago. Hay formaciones curiosas y roca madre a la vista. Hay pequeñas
formaciones estalagmíticas incipientes en el extremo por donde se filtra el
agua de lluvia. A medida que desciendo las paredes se ensanchan
considerablemente. Llegando a los 24,5 m de profundidad topo sobre un banco de
fango con forma piramidal, hundiéndome hasta las rodillas. Sigo explorando el
fondo del lago, pero la visibilidad es casi nula y sin más aire y sin línea de
vida para mi seguridad, doy por terminada, por el momento, la exploración
subacuática.
Fue
una exploración de 26 h ininterrumpidas.
30 de diciembre de 2015
Agradecimientos
A
todos los que me han apoyado desde el principio y han colaborado dentro de sus
posibilidades y tiempo disponible. En especial a Pilar García, que ha estado ahí desde el primer día y a
participado en todo momento, a Marina Vergara, a Félix Gutiérrez y a José
Vicente Pardo, a los cuatro, por el extenuante esfuerzo físico de porteo y
horas interminables en condiciones insoportables por estas dos últimas incursiones,
manteniendo el buen humor en todo momento. Y en extensión a Pedro Martín, Alberto Martín y Marcel Pacheco.
Rafael Minguillón Forteza