Huellas impresas de cara a un
futuro para el regocijo del recuerdo impreso en nuestra memoria. Memoria que
con el tiempo se difumina y como niebla acaba por desaparecer y no ver más.
Después de estar el mes de agosto
buceando sin parar, es hora de continuar con las actividades terrestres. Para
no quemar la maquinaria el primer día, empezamos con algo sencillo y divertido;
El torrent des Ratjolí. Nos parece una elección excelente. ¿Por qué? Porque tiene de todo; rapels, agua, cueva
marina y remonte por las cuerdas, recordatorio para los avencs (simas), que nos
esperan próximamente.
El día es fantástico, nublado y nada
caluroso. Poco antes de llegar al lecho del torrente ya oímos el discurrir del
agua, líquido elemento refrescante y de vida. Nos ponemos alegres, agua, agua y
agua. No mucha, pero sí suficiente para divertirse y mojarse. Somos unos
cuantos y parece que igual demoraremos en tiempo. Pero tiempo es poco el que
empleamos para descender los saltos. Sin prisa claro está. Aprovechamos el buen
tiempo y las impresionantes vistas y, claro está, las fotografías. Huellas
impresas de cara a un futuro para el regocijo del recuerdo impreso en nuestra
memoria. memoria que con el tiempo se difumina y como niebla acaba por
desaparecer y no ver más. Benditas las fotografías para recuerdo e historia de
batallas hacia nuestros descendientes y
amigos.
Y por estos andurriales estamos;
Gabriel, Félix, Marina, Pedro, Gustavo, Tarazaga, Laura, Iñaki y yo, Rafael.
En un plis plas llegamos al final del torrente. La mar está en calma, alguna que otra ola pero sin problema para el tan deseado chapuzón e incursión a la cova marina des Ratjolí, que topografié hace unos años atrás. Ésta es una galería de unos
El oleaje aquí dentro es mayor, ya que
el espacio es menor. El rugido, el cambio de altura de las olas, hace que nos
sintamos marionetas a su merced. La corriente nos lleva donde quiere y como
quiere. Los más acostumbrados no tenemos problemas, pero aquellos de
"interior", no las tienen todas consigo. La diversión está asegurada.
Agradecemos que el agua esté calentita.
Una vez disfrutado de todo lo
disfrutable, remontamos al lecho del torrente. Comemos y emprendemos el
remonte. No sé como, pero en nada ya estamos arriba. Como si tuviéramos un
petardo en el culo, pero sin correr, o sea, disfrutando de ello. Así se
demostró el amor entre hombres y mujeres. Bueno, mejor dicho, entre mujer y
mujer y, hombre y hombre.
Joeee...
sólo son las 15:30h y estamos en los vehículos ya mudados y tomando un ágape.
Hala pues, a Palma a tomarse un helado que nos lo hemos ganado, sobre todo
nuestro amigo e incombustible Félix "el aventuras".
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