Nos
vamos de bici-espeleo a la serra de na Burguesa. Con ganas le pegamos a los
pedales cargados a la espalda con el material de espeleo, hay que ponerse en
forma para dentro de unos meses, que nos toca realizar una expedición en toda
regla a las entrañas de la tierra.
Desde el mirador, ahí, en lo alto de
Génova, empezamos la bicicletada. Primero los retoques y comprobaciones de que
las bicis están en perfecto estado, luego el equipaje y por último, la comida,
que eso no falte.
Las primeras subidas Vicente le arrea
que es la hostia, se ve que tenía reservas acumuladas, jodio el tío, me deja
atrás por momentos. Pero, la suerte está conmigo y un percance le hace apearse
y revisar los cambios. -Cachis, tito Rafa,
no se que le pasa a esto, parece que roza por algún sitio y no me cambia. -Creo
que ha recibido un golpe, habrá que reajustarlo. Y en eso estamos. La cosa no es tan grave y
todo arreglado continuamos la marcha.
Al llegar al cruce des Pastors, no
dirigimos hacia las antenas de Calvià. Baja trialera, sube, curva cerrada,
curva abierta, charco, piedrecitas, cadena por en medio de la pista y
disfrutando de lo lindo, llegamos a destino, destino final de las bicis. Ahora
toca pateo entre arbusto y vista impresionante de la población de Calvià.
Sendero zig-zageante y en un plis-plas que te vi, aquí estamos, aquí arribamos.
El avenc-cueva, de medidas espectaculares,
tiene forma de herradura. Dos bocas a penas unos metros una de la otra y un
avenc pozo a una veintena más abajo del abrupto terreno. El acceso por una de
ellas se realiza sobre polvo y un manto de cagarringos cabriles, sobre una
pendiente pronunciada. Apenas hay formaciones, a excepción de una columnata
partida, por ahí abajo y mucho cascote. En la parte alta, más llana,
encontramos varios gorgs. El polvo y olor a cagarringo afecta a la respiración
y a los ojos. En la fuerte pendiente de la boca, al final, abajo del todo y
sorteando unos bloques, encontramos un salto peligroso, que comunica con la
sala inferior, pero para acceder a ella, hay que hacerlo por la otra boca. Así
que, salimos de ésta y vamos para allá.
Esta boca, es más grande, está rodeada
de arbustos y tiene fuerte pendiente y un buen salto. En su momento, cuando
vine hacer la topografía, bajé sin cuerda, pero viéndola hoy, que temerario.
Vicente ya me lo hace saber. Ponemos cuerda y empezamos a desgrimpar. Se nos
presenta una gran sala, iluminada por un az de luz natural que se filtra por el
avenc. Es apreciable el trabajo de desescombro en busca de algo interesante.
Zanjas y vaciado de varias partes son testigos. Nos ponemos a hacer fotos y
explorar. En la parte baja de un gran peñasco, encontramos una galería, en ella
hay muestra de hollín en su techo, pero en demasía, por lo que se utilizó como
refugio.
Una vez embelesados y empapados,
emprendemos el regreso hasta nuestras amigas. Una vez con ellas, a toda prisa
del disfrute subimos y bajamos la pista como cual bólidos hasta los vehículos. Apenas
hemos tardado 15´, je je a pata hubiera sido hora y poco más. Así da gusto,
viva la espeleo-bici.
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